En la noche del 25 al 26 de febrero de 1992 salí de Joyalí, mi ciudad natal, con mis padres. Entonces tenía 12 años. Dejamos el pueblo y huimos al bosque donde estuvieron 6 días. Los armenios nos rodearon y comenzaron a disparar. Me hirieron en la pierna izquierda. Allí vi con mis propios ojos que los armenios dispararon a 16 jóvenes y los arrojaron al pozo con un tractor. Cuando quisimos huir a Aghdam los armenios nos atraparon y golpearon cruelmente a mi padre. Nos arrebataron las joyas y el dinero. Luego nos llevaron a la granja situada en el distrito de Aghdam y nos mantuvieron allí durante 3 días. Como tenía la pierna gravemente herida, mis padres la ataron con una cuerda para que dejara de sangrar. Los armenios golpeaban fuertemente a los rehenes allí retenidos. En 3 días nos liberaron. Al volver del cautiverio me trataron en el hospital de Aghdam, y me quedaron 12 puntos de sutura en la pierna. Ahora sufro de estas heridas. Todavía no puedo caminar normalmente. Mi padre padece enfermedades renales y hepáticas como consecuencia de las torturas a las que estuvo expuesto durante el cautiverio.