Humay Abbasova
Salimos a las 7 de la tarde y atravesamos el bosque en dirección a Aghdam… caminando descalzos… comiendo nieve. Mi marido tenía los dedos congelados y yo los pies. Muchos murieron en el bosque. Estuvimos allí mucho tiempo y caminamos un largo trecho antes de ser capturados. Estábamos rodeados de bosque por todos lados y gracias a eso muchos sobrevivieron.
Uno de mis hijos fue asesinado. A otro hijo lo tomaron como rehén. Se le vio una vez en la televisión, pero no se le ha vuelto a ver desde entonces.
Nos retuvieron y tomaron como rehenes en Askeran… Éramos muchos en Askeran… Separaron a las mujeres de los hombres… Hubo palizas… a los hombres les echaron orina encima… los torturaron, les escupieron, los mataron como a animales… Nos mantuvieron en una habitación no mucho más grande que ésta, abarrotada de mujeres… Nos amenazaron con quemarnos vivos… Nos utilizaban como moneda de cambio para intercambiar por cadáveres y prisioneros -un comandante por cincuenta rehenes-… A mi marido lo apalearon y murió en el camino de vuelta… No se mató a nadie como se hizo con la gente de Joyalí. Yo sigo viva, pero he perdido dos hijos.
Joyalí había conseguido recientemente tener conexiones de gas, agua y teléfono. Era una ciudad hermosa, con manantiales naturales. El río Qarqar estaba al lado de la ciudad… Jankendi estaba a la derecha y Joyalí a la izquierda. Había edificios nuevos y largas carreteras.
Era principalmente agrícola; el koljoz producía muchos productos lácteos. La población era de 7.000 habitantes; había una Casa de la Cultura y un Ejecutivo. Fue nombrada ciudad en 1990.Encendíamos hogueras para la fiesta de Novruz (una fiesta tradicional en Azerbaiyán que celebra el Año Nuevo y la llegada de la primavera) y lo celebrábamos en el estadio. Solíamos lanzarnos huevos, había equilibristas, los niños dejaban sus sombreros en las puertas de casa para recoger golosinas y los vecinos se visitaban… Los armenios empezaron [su ataque] inesperadamente: Joyalí, Askeran, Aghdam, sus hijos tiraban piedras. Regalamos bolsas de Novruz (de dulces, etc.) a los armenios; ¿quién iba a imaginar lo que iba a pasar?
Cuando huimos de Aghdam abrimos la puerta a la gallinas y echamos trigo para que no murieran… Muchos de los que escaparon murieron de estrés; hubo muchas enfermedades causadas por ello.
Entrevistado por Ian Peart
Fuente de la historia: Libro “Joyalí Testigo de un Crimen de Guerra – Armenia en el banquillo» ( en inglés ),
Publicado por Ithaca Press, Londres 2014