The Times, 2 de marzo de 1992
Por Anatol Lieven, que fue atacado mientras volaba para investigar los asesinatos masivos de refugiados por parte de las tropas armenias.
Mientras descendíamos en picado sobre las colinas cubiertas de nieve de Nagorno-Karabagh, vimos los cadáveres dispersos. Al parecer, los refugiados habían sido abatidos mientras corrían. Una película azerbaiyana de los lugares que sobrevolamos, mostrada posteriormente a los periodistas, revelaba decenas de cadáveres tendidos en diversas partes de las colinas.
Los azerbaiyanos afirman que hasta 1.000 personas han muerto en una matanza masiva de azerbaiyanos que huían de la ciudad de Joyalí, tomada por los armenios la semana pasada. Se cree que otros 4.000 están heridos, congelados o desaparecidos.
La misión del helicóptero civil era aterrizar en las montañas y recoger cadáveres en los lugares donde habían ocurrido los asesinatos masivos.
El helicóptero civil recogió cuatro cadáveres, y fue durante esta misión y otra anterior cuando un camarógrafo azerbaiyano filmó las varias decenas de cuerpos en las laderas.
De vuelta al aeródromo de Aghdam, echamos un vistazo a los cuerpos que el helicóptero civil había recogido. Dos ancianos y una niña pequeña estaban cubiertos de sangre, con los miembros retorcidos por el frío y el rigor mortis. Les habían disparado.