Murad Ismayilov,
Caucasus Survey, 2(1-2), 2014, pp. 79-129.
Este artículo examina las formas en que la abundancia energética de Azerbaiyán y la diplomacia de la energía que ésta hizo posible -combinada con las debilidades inherentes a la joven política poscolonial del Estado- condicionaron los límites de lo deseable por los que se guiaba la élite del país tras la independencia y, como tal, limitaron la gama de direcciones -cognitivas y espaciales- en las que evolucionó la política exterior de Azerbaiyán durante la primera década tras la independencia. A continuación, el estudio examina cómo el crecimiento de la capacidad estatal inducido por la energía, por un lado, y la percepción del fracaso de las prácticas anteriores del Estado para ayudar a resolver los problemas de seguridad pendientes, por otro, junto con los efectos de una serie de choques endógenos y exógenos (en particular, las revoluciones de colores en Georgia y Ucrania; el reconocimiento de Kosovo por Occidente; la guerra entre Rusia y Georgia de 2008; la crisis económica mundial; y el efímero intento de Turquía de acercarse a Armenia) y los cambios perceptivos que esas conmociones engendraron, sirvieron para ampliar los límites espaciales y conceptuales dentro de los cuales se concibieron y efectuaron las prácticas de política exterior de Azerbaiyán, incluso en virtud de los recursos energéticos que posee el país. El artículo concluye rastreando las formas particulares en que se ha producido la ampliación y profundización de las prácticas de política exterior del país.