En la noche del 25 al 26 de febrero de 1992 los armenios tomaron Joyalí, por lo que nos vimos obligados a abandonar la ciudad. Entre nosotros había unas 150 o 200 personas. Huimos al bosque. Unos 200 armenios armados nos disparaban, y también había soldados rusos entre ellos. Tras el intenso fuego, aproximadamente 20 de las 150 o 200 personas sobrevivieron. Los armenios nos quitaron el dinero y las joyas, con unas tenazas nos arrancaron los dientes de oro, rasgaron las orejas de las mujeres y les quitaron los pendientes. A mi padre y a mí también nos arrancaron los dientes de oro. Asesinaron cruelmente a la mujer de nuestro vecino Jalal, a su hija, a su hijo y a su prometida. Ataron al coche a un hombre que se llamaba Mushfig y lo arrastraron por el suelo ante nuestros ojos. Tenía la cara herida y los brazos fracturados. Su propio padre no pudo reconocer su cadáver. Nos golpearon duramente varias veces al día. Entre los armenios había una mujer que se llamaba Janna, y también nos torturó. Ni siquiera nos dejaban comer nieve.